El poder del aquí y ahora
A veces se nos hace un nudo en el estómago antes de entrar a una reunión. O nos duele la cabeza y no sabemos por qué. O nos sentimos agotadas aunque hayamos dormido bien. ¿Estás escuchando al cuerpo?
Estas sensaciones son muy habituales en nuestro día a día. A menudo las ignoramos, las minimizamos o intentamos resolverlas solo desde la mente, pensando que basta con “esforzarnos más” o planificar mejor el día.
Pero el cuerpo habla constantemente, y muchas veces nos da señales antes de que aparezcan las palabras.
Desde el enfoque Gestalt, recordamos que el cuerpo es un registro vivo de nuestras emociones y experiencias. No solo muestra lo que está pasando físicamente, sino que también nos indica cómo nos sentimos internamente, qué necesidades tenemos y qué límites debemos respetar.
Escuchar al cuerpo no es solo atender las sensaciones físicas: es conectar con nosotros mismas de una manera más profunda y auténtica, y descubrir recursos que muchas veces pasan desapercibidos cuando actuamos únicamente desde la mente.
Escuchar al cuerpo es, por tanto, un acto de consciencia y autocuidado que puede transformar por completo nuestro día y la forma en que nos relacionamos con nosotras mismas y con los demás.
El cuerpo como brújula emocional
El cuerpo guarda nuestras emociones y experiencias. Una tensión en los hombros puede indicar carga o responsabilidad; un suspiro puede mostrar alivio; un nudo en la garganta puede hablar de algo que no nos atrevemos a expresar. Cuando nos detenemos y escuchamos al cuerpo, descubrimos mensajes valiosos que nos ayudan a comprender qué necesitamos realmente.
Escuchar al cuerpo no significa dramatizar cada sensación, sino tomar conciencia sin juzgar y aprender a responder de manera más adecuada. Es una forma de cuidarnos y de estar más presentes con nosotros mismos.

Cómo escuchar al cuerpo
- Haz una pausa: cierra los ojos unos segundos y observa qué sensación aparece.
- Ponle nombre: ¿es cansancio, miedo, excitación, alegría…?
- Pregúntate qué necesita: ¿descansar, moverte, expresar una emoción, poner un límite.
Este sencillo ejercicio nos aporta claridad y nos ayuda a actuar desde la consciencia, en lugar de reaccionar de forma automática.
Cuando escuchas, todo cambia
Escuchar al cuerpo no solo alivia las tensiones físicas, sino que también nos ayuda a conectar con nuestro mundo emocional y a cuidar mejor de nuestro bienestar integral. Nos permite vivir con más presencia, autenticidad y equilibrio.
La próxima vez que notes una sensación intensa, haz una pausa y respira: quizá tu cuerpo ya tiene la respuesta.
En Àgora, creemos en el cuerpo como camino hacia la consciencia y el bienestar. Si deseas aprender a escuchar al cuerpo y vivir con más equilibrio, contacta con nosotras. Te acompañaremos a dar espacio a tus sensaciones y emociones, y a transformarlas en una fuente de crecimiento personal.
Núria Juárez
Acompañante Gestalt y corporal, astróloga e integradora social