Cómo identificar y mejorar la gestión del estrés
El estrés es algo que todos experimentamos en algún momento de la vida, pero ¿sabías que la forma en que lo gestionamos puede afectar nuestra salud física y emocional?
Vivimos en una sociedad con una enorme exigencia hacia niños, adolescentes, jóvenes y adultos, todos en un constante estado de supervivencia. Esta presión puede generar estrés crónico, un problema cada vez más común que afecta a personas de todas las edades.
En este artículo te contamos cómo reconocer el estrés crónico, qué consecuencias tiene y cómo aplicar una gestión del estrés consciente y saludable.
El estrés no es malo, pero el estrés crónico sí
El estrés, en su forma natural, es una respuesta biológica que prepara nuestro cuerpo para afrontar situaciones difíciles. En pequeñas dosis puede ser útil, ya que nos motiva y nos ayuda a reaccionar ante los desafíos. Sin embargo, cuando la sensación de estar en peligro se prolonga, se convierte en estrés crónico, que deteriora nuestra salud y equilibrio emocional.
La creciente presencia del estrés en las consultas no es un hecho aislado. Vivimos en una sociedad que impone altas presiones a jóvenes y adultos, generando reacciones de estrés que, si no se gestionan, pueden tener efectos devastadores tanto físicos como mentales.

Las corazas: cómo el estrés se convierte en una protección que limita
Imagina a un guerrero que, tras la batalla, nunca se quita su armadura. Aunque el peligro haya pasado, sigue llevándola día tras día. Con el tiempo, esa armadura se vuelve más pesada y le impide moverse con libertad.
Esa coraza es una protección, una defensa ante lo que nos amenaza, pero si la mantenemos siempre puesta, se convierte en una carga que nos impide vivir plenamente.
Las corazas no solo son mentales; también pueden ser emocionales y físicas. Una coraza mental aparece cuando nos repetimos frases como “lo que digo no importa” o “nadie me escucha”. Con el tiempo, empezamos a creerlo, generando inseguridad y miedo. Esta rigidez mental alimenta la coraza emocional, que puede acabar reflejándose en el cuerpo: un pecho hundido, una postura encorvada o una voz que tiembla. Estas corazas afectan nuestra vitalidad, nuestras relaciones y, sobre todo, nuestra salud. Aprender a reconocerlas y liberarlas es fundamental para recuperar el bienestar.
¿Es normal sentirse estresado durante mucho tiempo?
No. El estrés prolongado y constante no es normal. El estrés debería ser una respuesta temporal ante una situación puntual.
Si sientes estrés crónico, es una señal de que algo necesita cambiar.
La clave está en escuchar el cuerpo y la mente. ¿Notas tensión muscular? ¿Cansancio emocional? Reconocer estos signos es el primer paso para intervenir antes de que el estrés se vuelva crónico. Conectarte con lo que ocurre en tu interior —especialmente a nivel mental y emocional— te permite empezar a gestionar el estrés con conciencia.
Y si lo necesitas, buscar ayuda profesional es una forma saludable de aprender a hacerlo.
Romper las corazas: por dónde empezar
La buena noticia es que nunca es tarde para empezar a liberarte de tus corazas.
Aquí tienes algunas estrategias para reducir el estrés y mejorar tu bienestar general:
- Cuida tu cuerpo: haz ejercicio, duerme bien y aliméntate de forma equilibrada.
- Aprende a decir no: poner límites es clave para evitar la sobrecarga.
- Escúchate a ti mismo: detente y observa cómo te sientes física y mentalmente.
- Pide ayuda si lo necesitas: hablar con un terapeuta o acompañante puede darte herramientas efectivas.
- Practica la relajación: meditación, respiración consciente o yoga ayudan a liberar tensiones.
Ainhoa Aguilar
Acompañante filosófica interdisciplinar y cantante